El estigma en salud mental se refiere a las actitudes negativas y creencias erróneas que las personas tienen hacia aquellos que sufren enfermedades mentales. Estas actitudes pueden llevar a la discriminación y la exclusión social. Por ejemplo, alguien que padece depresión puede ser percibido como débil o poco confiable, lo que puede dificultar su acceso a oportunidades laborales o su integración en actividades sociales.
En el Perú, estas percepciones negativas son un obstáculo significativo para el acceso a tratamientos adecuados.
Existe la creencia de que las personas con algún diagnostico pueden ser peligrosas o incompetentes, estas ideas pueden hacer que quienes necesitan ayuda duden en buscarla, por temor a ser etiquetados y marginados. Esto no solo afecta su bienestar mental y emocional, sino que también agrava la carga de su enfermedad, creando un ciclo difícil de romper.
Las manifestaciones del estigma en salud mental son variadas y se presentan en diferentes ámbitos, incluyendo el personal, el social y el institucional.
En el ámbito personal, las personas con enfermedades mentales pueden experimentar autoestigma, lo que resulta en una disminución de la autoestima y autopercepción. A nivel social, la discriminación puede llevar a la exclusión de actividades grupales y oportunidades laborales. Institucionalmente, el estigma puede influir en la asignación de recursos, limitando el acceso a servicios de salud mental de calidad.
Según un estudio reciente del Ministerio de Salud (MINSA), aproximadamente el 20% de la población peruana sufre de algún tipo de trastorno mental, siendo la depresión y la ansiedad los más comunes. Sin embargo, se estima que solo el 25% de estas personas reciben algún tipo de tratamiento, en gran parte debido al estigma asociado con buscar ayuda profesional.
Además, la Encuesta Nacional de Salud del año 2022 reveló que un 60% de los encuestados considera que las personas con enfermedades mentales son “peligrosas” y “no confiables”. Estas percepciones negativas perpetúan el ciclo de estigmatización y dificultan aún más el acceso a tratamientos adecuados.
Otro elemento o variable es el lenguaje ya que juega un papel crucial en la perpetuación del estigma. Palabras como “loco” o “desequilibrado” son comunes en la conversación cotidiana y contribuyen a la marginalización de quienes padecen enfermedades mentales. Es esencial fomentar una comunicación que refleje respeto y comprensión hacia estas condiciones. Por ejemplo, las frases como “persona con depresión” en lugar de “deprimido” ayuda a humanizar y desestigmatizar la condición.
La estigmatización de la salud mental tiene múltiples efectos negativos que impactan tanto a nivel individual como comunitario.
Estos efectos pueden agravar las condiciones de las personas afectadas y crear barreras significativas para el acceso a tratamientos adecuados. A continuación, se describen algunos de los principales efectos negativos de la estigmatización:
1. Autoestima y Autoeficacia Deterioradas: Las personas que sufren enfermedades mentales y además son estigmatizadas a menudo internalizan las creencias negativas y prejuicios de la sociedad. Esta internalización puede llevar a una disminución de la autoestima y la autoeficacia, haciendo que las personas se sientan menos capaces de manejar sus síntomas y desafíos diarios.
2. Aislamiento Social: El estigma puede causar que las personas con enfermedades mentales se retiren de las interacciones sociales por temor a ser juzgadas o discriminadas. Este aislamiento social no solo agrava los síntomas de la enfermedad mental, sino que también puede conducir a una sensación de soledad y desesperanza.
3. Barreras en el Acceso a Tratamiento: El miedo a ser etiquetado o juzgado puede disuadir a las personas de buscar ayuda profesional. Esta barrera en el acceso a tratamiento resulta en una menor tasa de diagnósticos y tratamiento adecuado, lo que puede empeorar la condición de la persona y prolongar su sufrimiento.
4. Impacto en las Oportunidades Laborales: La estigmatización de la salud mental puede afectar significativamente en la búsqueda de las oportunidades laborales. Las personas con un diagnóstico pueden enfrentar discriminación en el lugar de trabajo, desde la negación de oportunidades de empleo o subir de puesto, hasta el acoso y la marginación en sus roles profesionales. Esto a parte de afectar su situación económica, también contribuye a un ciclo de pobreza y deterioro de la salud mental.
5. Sobrecarga Emocional: Las personas pueden sentir que deben llevar una “doble vida” con tal de no evidenciar sus síntomas o diagnóstico, lo que aumenta el estrés y la ansiedad. Esta presión adicional puede agravar los síntomas de la enfermedad mental y dificultar la recuperación.
6. Menor Apoyo Social: A veces los familiares y amigos, en lugar de ofrecer apoyo y comprensión, pueden mostrar actitudes de rechazo o incomprensión, lo que reduce las redes de apoyo que son cruciales para la recuperación y el bienestar.
El estigma en salud mental puede ser mitigado a través de acciones individuales que promuevan la comprensión, la empatía y el apoyo.
Es importante seguir estas recomendaciones prácticas para contribuir a la reducción del estigma de las enfermedades mentales:
1. Informarse e informar a otros: Puedes aprender sobre las enfermedades mentales a través de fuentes confiables para entender mejor las experiencias de quienes las padecen. También conversar abiertamente sobre la salud mental con amigos, familiares y colegas puede ayudar a desmitificar las enfermedades mentales y promover una cultura de comprensión.
2. Utilizar una comunicación con un lenguaje respetuoso: Evita utilizar términos despectivos o estigmatizantes como “loco” o “desequilibrado”. En su lugar, utiliza un lenguaje que respete la dignidad de las personas con enfermedades mentales, como “persona con esquizofrenia” en lugar de “esquizofrénico”.
3. Mostrar Empatía y Apoyo: Puedes preguntar qué tipo de apoyo necesitan. Esto puede incluir acompañarlas a citas médicas, ayudarles a encontrar apoyo si fuera necesario, o simplemente estar presente como amigo o confidente.
4. Hablar Abiertamente: No tener miedo de hablar abiertamente sobre la salud mental, compartiendo experiencias personales o apoyando a otros que lo hagan. Esto puede ayudar a normalizar las conversaciones sobre salud mental.
5. Buscar y Promover Tratamiento: Hablar sobre la importancia del tratamiento y la normalización de la terapia puede reducir las barreras para buscar apoyo.
Todos podemos desempeñar un papel importante en la reducción del estigma asociado con la salud mental. A través de informarnos, usar un lenguaje respetuoso, la muestra de empatía y la promoción del tratamiento, es posible crear una sociedad más comprensiva e inclusiva para todos.