Durante los primeros años, su hijo aprende paulatinamente a controlar sus impulsos, sus funciones corporales y su comportamiento. A veces, la capacidad de mantener el control se quiebra, lo que provoca una rabieta. En esos momentos solo piensan en la rabia que tienen. Incluso puede habérseles olvidado el motivo por el que se inició su enfado.
Es posible que no pueda evitarlo por completo, pero puede minimizar su frecuencia e intensidad a través de estos consejos.
1. Practicar la prevención.
Asegurarse de que su hijo cumpla sus horarios de descanso puede evitar muchos berrinches.
2. Afloje las riendas un poco.
Asegúrese de que su niño pequeño tenga libertad y tiempo para correr y jugar sin preocuparse por hacer un desastre o por dejar de participar en actividades divertidas.
3. Mantén la calma.
Cuando su hijo tiene una rabieta, necesita que usted mantenga el control. Intente con cuidado, pero con firmeza sujetar a su hijo para evitar que se lastime a sí mismo y a los demás. Distancielo de la fuente de su enojo y dele la oportunidad de calmarse.
4. Use distracciones.
Antes de que un berrinche alcance el acelerador, su hijo puede responder a un cambio de escenario u otra distracción.
5. Pruebe usando el humor
Para una rabieta leve, intente desactivar la situación con un poco humor. Solo tenga cuidado de que su hijo crea que se está burlando de él.
6. Puede ayudar a superar la frustración.
Si su niño está frustrado porque no puede, por ejemplo, ponerse los zapatos, ayúdelo a dominar ese arte para que pueda sentir una sensación de logro en su lugar. En casos de seguridad, reconozca el deseo de su hijo, por ejemplo, de subir una escalera, pero repita su regla con firmeza: «Sé que quieres escalar alto, pero eso no está permitido». Ofrezca una alternativa, si es posible: «Luego podemos ir al parque y subir la escalera deslizante».
7. No ceder a las demandas.
Las rabietas públicas hacen que algunos padres cedan simplemente para reducir la vergüenza, pero esta respuesta solo servirá para garantizar que su hijo repita la rabieta la próxima vez que salga. Ignore lo que otros puedan decir o pensar en tales casos (si lose, es difícil, pero haga el intento), y concéntrese en su hijo. Con la mayor calma posible, declare su regla y continúe con los negocios: «No obtendrás lo que quieres llorando y pateando. Cuando te calmes, podemos hablar».
8. No tome la conducta de su hijo de forma personal.
No te sientas culpable o fuera de control porque tu hijo ha sufrido un colapso momentáneo. Es importante tener en cuenta que las acciones de tu hijo no están dirigidas a ti, sino que son simplemente un espectáculo de sus propias frustraciones.